Aquella Moneda
Decía Steve Jobs que cuando te vas haciendo mayor y miras hacia atrás te das cuenta como ciertas decisiones van uniendo pequeños puntos en tu pasado que dan sentido a lo haces hoy en día.
Eso me ocurrió a mi con una moneda y una cabina de teléfono…
Corría el año 1989, cuando fueron publicados los listados de admitidos en la Universidades, yo tenía dos sueños, o Imagen y Sonido o Magisterio, la primera no pudo ser, por una décima, pero mi padre, que había luchado para que pudiera estudiar en Madrid, había conseguido una Beca que les permitía no tener costes de alojamiento y matrícula.
Cuando llegamos a Madrid nos comunicaron que no tenía plaza en Imagen y Sonido, pero si en Sociología, lo cual suponía aprovechar la Beca que había obtenido mi padre, pero no era lo que yo quería hacer.
Mientras mi padre miraba cómo hacer los trámites, yo cogí una moneda de 25 pesetas, de esas que llevaban un agujero en el centro y bajé a la cabina de teléfono más cercana, desde allí, llamé a la Universidad de Magisterio de Ciudad Real y les pregunté si tenían plazas (por aquel entonces, magisterio tenía poca demanda), ellos me respondieron que si y les pedí que me la reservarán por lo menos hasta las 14h.
Lo difícil fue decirle a mi padre, que renunciaba a la Beca, que renunciaba a Sociología, porque quería ser maestro.
Aquella moneda, aquella cabina y esa llamada cambiaron mi vida para siempre, lo demás, ya es historia.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!